Después de dejar al pito real picoteando el poste del tendido eléctrico, proseguí camino por los alrededores de casa.
Ese día pude observar 16 especies de aves, no es mucho, pero hay que pensar en la época del año en la que nos encontramos a caballo entre el otoño y el invierno, más bien metiéndonos de lleno en el invierno porque ya ha habido alguna nevada y los lagos ya están helados aqui en Suecia. Recuerdo que ese día pude observar un pigargo posado en el frío hielo en medio del lago Frösjön. Una corneja cenicienta le pasó volando por encima a cierta distancia como para ver qué es lo que hacía su compañero alado allí. Proseguí mi camino dejando a la gran rapaz con sus garras en la superficie del lago.
Continué el paseo por el cauce que une un lago con otro, Es como si un río surgiera de un lago y desembocara 3 o 4 km más abajo en otro lago. Hay un bonito paseo paralelo a ese cauce que recorro a menudo observando aves y mamíferos, No es raro encontrarte con algún visón americano que está buscando su alimento por la orilla o con alguna nutria que salta por el hielo en los días más fríos o con la familia de castores que aqui tienen su nido de ramas construído y al caer la luz no tienen reparo en salir a cortar unas cuantos árboles más para ampliar la casa o para comer sus hojas o simplemente roer el tronco, los he visto unas cuantas veces.
Pero bueno, hoy os hablaré de otra ave, otra a la que le gusta el medio
acuático, cursos de agua con corriente, agua fresquita y rica en
invertebrados. Allí estaba él. Lo vi en la lejanía. Tirándose sin miedo en medio de aquel torrente que corría con fuerza. Un torrente con agua bien oxigenada, transparente y fría. Me acerqué un poco para intentar hacerle alguna foto.
Ese día no se dejó hacer. Hay días, y días y este parece que no tocaba. Cuando ya se había percatado de mi presencia dejó de zambullirse. Voló hacia un remanso, se posó en una rama muerta que sobresalía de la orilla sobre el agua a poca altura de la superficie y se puso a susurrar una canción. Fue mágico. Estuvo cantando durante unos minutos con su parloteo a bajo volúmen. Me animé a intentar grabarle un poco a pesar del ruido de fondo de una carretera cercana. Pude salvar estos 10 segundos en los que no se oye nada más que el canto del mirlo acuático dedicándoselo al incipiente invierno.
Precioso. Saludos.
ResponderEliminarbuenas fotos, me encantan los mirlos acuaticos, he visto algunos en el norte de palencia y no se si por verles en los documentales y verles luego buceando en los arroyos pero es un bicho que me cae especialmente simpatico... estos dias ando pendiente de una agachadiza que ha hecho de mi jardín su territorio...
ResponderEliminarWoW! una agachadiza en el jardín! Algo cuanto menos atípico. Disfrútala.
EliminarBrilliant Dipper images.
ResponderEliminarWow !! Fantastic photos !!
ResponderEliminarGreetings
Så fint med lätet åxå var hottade du din Strömstare?
ResponderEliminarI Sigtunaån, Gnesta.
EliminarPreciosas fotos y un fantástico blog, me ha encantado. Muchas gracias por haberme enlazado, yo también he hecho lo propio para seguir tus novedades. Un abrazo de un nuevo seguidor de Ars Natura desde España.
ResponderEliminarMuy bonitas.. Me encanta el Mirlo acuático.. Los Petirrojos que se quedan en Suecia son los mas listos, para que tan largo viaje.. Felices fiestas..
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