Girando estábamos cuando el astro más luminoso al que hemos adptado nuestras vidas se escondía tras el horizonte marino, casi se podía oír cómo se evaporaba parte de ese agua salada al contacto con la ardiente esfera. Cuando deapareció por completo, un espontáneo aplauso de las varias decenas de personas que en el Cabo de San Vicente se habían dado cita para contamplar el evento, acompañó al sonido de las olas chocando contra los altos acantilados.
Tardó pocos minutos en aparecer por el horizonte opuesto el disco plateado de la noche. Sagres y su faro para entonces ya lucían en las sombras. Era día de luna llena y el satélite natural de la Tierra nos mostró porque tiene el segundo título de objeto natural más luminoso de nuestro cielo, después de la estrella de nuestro sistema planetario.En ese momento los espectadores del ocaso solar ya estaban ocupados en desaparecer de la escena y casi nadie se percató de la ascensión lunar a sus espaldas.
Se veía perfectamente el beso en la luna.
Es un tipo de pareidolia en el que se pueden ver dibujadas en la luna dos caras besándose en la noche.
Eres capaz de verlas?
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La primera vez que escuche a la gente aplaudir la puesta de sol en el Cabo San Vicente, he de reconocer que sentí una mezcla de extrañeza y de pena. Los aplausos te hacen pensar que la puesta de sol es un espectáculo para los asistentes (ya lo creo que lo es!)....pero en realidad es un espectáculo que ocurre cada día desde el comienzo de los tiempos...y en lo fondo denota lo separados que vivimos de "ese otro mundo", el que tiene atardeceres, cielos estrellados y lunas llenas, y que nuestra desenfrenada vida cotidiana nos obliga a dejar olvidado. Tanto es así, que cuando nos sentamos premeditadamente a contemplar un puesta del sol, lo que te pide el cuerpo es aplaudir, como si fuese algo que no sabes cuando volverás a ver.
ResponderEliminarSí. Es un poco triste que la gente no esté acostumbrada a ver atardeceres.
ResponderEliminarMuy bonita te ha quedado la serie.
ResponderEliminarEse mismo día, mil y pico kilómetros mas al este, yo mismo estaba fotografiando la salida de la luna llena sobre el mar. Allí también había gente aplaudiendo pero no sé si esa celebración colectiva les permitía percibir la extraordinaria belleza de lo que sucedió ...
Tiene que ser fascinante ver salir la luna llena rojiza por el horizonte marino. La he visto salir innumerables veces en tierra firme después de contemplar la puesta de sol desde el mismo lugar sólo con girar la cabeza. Todo un espectáculo.
ResponderEliminarLa gente debería saber apreciar esos momentos, pero creo que la sociedad hace que nos preocupemos de otros "que haceres" que nos imponen como más interesantes, todos sabemos de lo que estamos hablando (caja tonta, circo romano con pelota, beber por beber hasta no conocer,...)
Nos estamos convirtiendo poco a poco en espectadores de nuestra propia vida. No vivimos, no sentimos en nuestras entrañas lo que acontece a nuestro alrededor. Solo lo vemos pasar, tomamos nota y pasamos a otra cosa.
ResponderEliminarLo grande de la salida de la Luna sobre el mar, lo que no comprendían los que aplaudían cerca de mí, no es que aquello fuese una postal que enseñar a los amigos o una anécdota que recordar. Lo grande está en el alma de cada uno y en las intrincadas y misteriosas razones por las que nos fascinan o nos conmueven esos momentos mágicos.
Yo tengo una máxima ; "hay cosas que si puedes explicarlas es que no las has comprendido"
Genial, has hecho un 180º perfecto ;))
ResponderEliminarUn abrazo
... conmovedor ver a gente emocionarse contemplando los atardeceres... parece que todo el mundo esté dando gracias por estar y sentirse vivo ante la inmensidad que nos rodea ¿no te parece?
ResponderEliminarAbrazos.
Menos mal que los que aplaudieron no se les ocurrió pedir un "bis" porque no sé que hubiese pasado al no concedérselo la madre naturaleza, jejejeje...
ResponderEliminarJejejeje (me rio de tu comentario final)
ResponderEliminarPues yo también he visto unos atardeceres espectaculares en el desierto. De lo más bonito que he visto nunca. Y la salida de la luna según el sol se escondía, tal cual lo has narrado tú. Con la diferencia de que yo estaba sola (o casi, aparte de camellos y camelleros ;))
El Cabo de San Vicente es un lugar que impresiona, lo conozco.
Muy chulas las fotos, por cierto, yo cuando era niña pensaba que la luna tenia cara, aunque creo que en el fondo siempre supe que no.
Bsos Ars.