Existe un lugar en el que el mar lucha ferozmente con la tierra.
A veces la tierra se impone al mar elevándose majestuosa en forma de altos acantilados y otras veces es el mar quien gana la batalla y hace ponerse a sus pies las rocas de esos mismos acantilados. Una lucha perpetua, atrapada en el tiempo, una lucha sin comienzo ni fin.
Nos encontramos en la Costa Vicentina, en el extremo suroeste de Portugal, para ser más concretos aún, en el cabo de San Vicente y sus alrededores.
Impresionantes paisajes. Costas solitarias. No, solitarias no, siempre acompañadas de naturaleza viviendo en perfecta simbiosis, en un equilibrio admirable que sólo el ser humano, con su torpeza, es capaz de balancear.
Lecciones de geología al alcance de cualquiera.
A unos 200km al soroeste del cabo pasa la falla de Azores-Gibrlatar donde la placa tectónica africana choca contra la euroasiática. La primera empuja a la segunda por el sur de la Peninsula Ibérica, desplazándola 4 mm al año en dirección noroeste. Esto provoca periódicos seísmos.
Al filo de las 10 de la mañana del 1 de noviembre de 1755, día de Todos los Santos, las iglesias de Portugal y del sur de España estaban abarrotadas de personas que se vieron sorprendidas por la mayor catástrofe natural en la historia de Europa. Un terremoto de 8,7 grados en la escala Richter sacudió la tierra durante 120 segundos. Dos replicas del temblor sobrevinieron dos horas y diez minutos después. El terremoto destruyó la mayoría de los edificios de Lisboa, arrasada luego por las llamas de un incendio.Alrededor de 50.000 de sus 230.000 habitantes murieron. El temblor sacudió también España. El 85% de los edificios de Sevilla, incluida la Torre del Oro, resultaron dañados. En Madrid, dos niños fallecieron por el desprendimiento de una fachada. Pero lo peor fue un devastador tsunami originado por el gran terremoto. Olas de 10 metros arrasaron el Golfo de Cádiz y el norte de Marruecos. En Ayamonte hubo más de mil muertos, y Conil quedó completamente destruido. Este fue hasta la fecha el terremoto más grave de los que se tiene constancia provocado por esta falla cercana al cabo, pero ha habido otros movimientos sísmicos, los más recientes son el del 28 de febrero de 1969 que produjo un seísmo de 7,3 y el del 12 de febrero de 2007 de magnitud 6,1. Esperemos que los siguientes sigan causando sólo sustos.
El cabo fue denominado como Promontorium Sacrum y dedicado en época romana a Saturno.
En la Batalla del Cabo de San Vicente de 1797 el cabo se tiñó de rojo, rojo pasión por la fiereza con la que ingleses y españoles defendieron sus estandartes y rojo sangre por la cantidad de ella que debió derramarse al morir más de 300 marineros de ambos bandos y casi un millar fueran heridos. 58 barcos dando cañonazos, destrozándose y llevándose por delante a sus tripulantes. El día de San Valentín fue el día elegido para la contienda, una fecha para el amor y para la guerra, como comentó alguien en un mensaje anónimo que dejó en el blog.
El cabo es un lugar elegido por muchas personas a diario para contemplar la puesta de Sol en el mar, he de confesar que las tres veces que he visitado esta zona, nunca he lllegado apermanecer hasta el ocaso, así que me queda pendiente al menos esa visita en busaca de ese atrdecer, con la esperanza de observar el rayo verde del que puse un enlace en esta entrada.
Con estas fotos doy por pagada la deuda que tenía con mis lectores de publicar algunas fotos de esta espectacular zona costera de Portugal.
Ahora me comprometo a publicar otra entrada con las aves que se ven por allí y alguna cosilla más... os adelanto que es una estupenda atalaya desde la que observar el mar y lo que se mueve por él.
Bellísimo reportaje, con su toque dramático de sismología.
ResponderEliminarAsí es nuestro planeta, a veces violento y casi siempre bellísimo.
Saludos Ars, y no te pierdas ese atardecer tan especial (lo digo por haberlo vivido...y hace mucho de ello).
Buen reportaje, Goyo, la Costa Vicentina es sin duda uno de los lugares de más belleza natural de Portugal, una belleza salvaje que nos atrae una y otra vez.
ResponderEliminarUn abrazo.
Marcos
Impresionantes esos acantilados..
ResponderEliminarBuen lugar para perderse Goyo.
Y las fotos como siempre de buenas.
Un saludo, desde Pucela entre la niebla
Pedro Decimavilla
Vaya, ¿lecciones de geología al alcance de cualquiera? jajaja, increíble el despligue, sin duda encantador y brillante.
ResponderEliminarLa Tierra considerada "femenina", en muchas culturas, con tantas luchas "que la acosan" y donde la sangre de los "hombres trogloditas" tiñen de rojo pasión los mares. Ay!
Cronos comiéndose a sus hijos pintado por el iniciador del arte actual, conceptual, Goya, siglos antes.
Le rayon vert (1986)de Rohmer, película que entienden sólo los franceses o si estás familiarizados con ellos, el enlace mola.
Repetiste 2 veces más mi comentario sobre el 14 de febrero; gracias por la mención, es un honor.
Besos.
En Agosto pasado estuve retratando en ese mismo lugar.
ResponderEliminarLa verdad es que me decepciono un poco, bastante. O es que ese dia no estaba yo por la labor, que a veces pasa.
Habia una neblina asquerosa y un viento frio y humedo que hacia desear volver pronto al coche.
Pocas cosas pude hacer, mala luz y todo lo anterior...
Las tuyas describen bastante fielmente el lugar y sus condiciones.
Saludos,
Sin duda un lugar espectacular, muchas gracias por compartirlo. Me gusta mucho esta serie. Saludos
ResponderEliminarHola Goyo
ResponderEliminaraqui en pucela el terremoto de 1755 afecto gravemente a una de la torres de la catedral, que se derrumbaria años más tarde.
Estupendas imagenes como siempre.
Salu2
Quien me dice que el Anónimo que hizo referencia al 14 de febrero en anteriores entradas es el mismo que ha comentado hoy la entrada? Ummm no sé...
ResponderEliminarEl lugar tiene una tiempo muy cambiante y en un sólo día puedes pasr de la manga corta a llevarte un remojón que te deje helado de frío.
Mis fotografías están hechas en 3 días difernetes uno de nubes muy bajas que pasaban vlozmente de oeste a este, a veces no se veía a más de 20 metros, otro de los días fotografiados es un espñéndido día solead sin una nube en el horizonte y el otro es un día despejado con una borrasca acercándose, puede observarse en el horizonte de las fotos que corresponden con ese día una barrera de nubes azules oscuras que hicieron su llegada a tierra ya a media tarde. Todos los días tienen su encanto para disfrutarlos, sólo hay que saber sacarles partido y estar preparado para las posibles inclemencias meteorológicas.
Respecto a los efectos que tuvo el terremoto de 1775 hay una publicación de una mmonografía titulada "Los efectos en España del terremoto de LIsboa" que seguro que viene recogida la grieta que se produjo en la torre derecha de la catedral de Valladolid, que por esas fechas se encontraba en construcción y que años más tarde debido a ella y la falta de fondos para la finalización de la obra terminó por derrumbar ese sueño que fue construir la mayor catedral del mundo. Una pena. Hubiese sido un impresionante edificio. Ahora se puede ven los muros a medio construir y los restos de esa torre caída.
Goyo casi se me han frito los dos huevos al ver la primera foto de la costa.... increible de todo para mi gusto...... luz, textura, ambiente... me has dejado flipao que lo sepas....
ResponderEliminarviendo las demas me surge la pregunta de si está editada o no... porque me da la sensación de que no.... y si es así es increible... y si está editada pues tambien .... que lo sepas!!!!!!!
Sí lo sabes.
ResponderEliminar;)
• con la mirada atenta...
ResponderEliminarFantástico post, no sólo las excelentes fotografías sino los buenos textos que las acompañan.
• saludos
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•CR & LMA•
a mi me parece una serie de fotografías espectaculares y muy buenas, que grande es la naturaleza que tiene lugares increibles.
ResponderEliminarun abrazo
Paola
Espectaculares imágenes, y mucha información. Interesante y completísimo reportaje.
ResponderEliminarSaludos
It looks scaring-majestically....
ResponderEliminarA mí me llamó la atención el que las higueras parezcan plantas rastreras debido a los fuertes alisios que soplan casi de contínuo.
ResponderEliminarUn saludo de un asiduo del Algarve.