ADVERTENCIA: Para poder apreciar correctamente la calidad de las imágenes y los textos, se ha de poseer de manera innata una pizca de sensibilidad hacia la naturaleza. De otra forma el visionado de imagenes y la lectura podría resultar dañina para la vista, llegando incluso a producir efectos negativos irreversibles en el nervio óptico (se conocen casos de gente que no estaba preparada).


Sé valiente e inténtalo.


Cuando nos veamos, te miraré a los ojos y sabré así si tu vista ha sido capaz de aguantar tanta belleza.

Adelante, pónte cómodo y pasea por mi blog.

Espero que sepas disfrutarlo.
Si pinchas sobre la foto accederás a un nuevo mundo.
Algunas tienen sorpresa, otras no. Cada día serán más las pertenecientes a este mundo paralelo.
Jag ber om ursäkt för min dåliga svenska.
Jag kommer att förbättras successivt.

Cada ave tiene su Tempo

Amaneció un día nublado, aún así quise dar una vueltilla cerca de casa. Al pasar por una pequeña zona de herbáceas ya muy deteriodadas por el frío y las escasas horas de luz, tres aves llamaron mi atención al levantar el vuelo a mi paso. Se posaron en las ramas de un árbol, no muy altos y por poco tiempo para volver a bajar a la zona en la que se encontraban. Me encaré los prismáticos y pude distinguir fácilmente a qué especie pertenecían. Eran tres bonitos ejemplares de pardillo sizerín. Enseguida cogí la cámara de fotos con la intención de llevarme alguna imagen para el recuerdo. Los primeros intentos fotográficos eran distantes, a unos 12 o 15 metros. Caminaba muy lentamente entre la vegetación intentando no asustarlos, pero parecían un poco alertados por mi presencia. Se posaron en una valla y al poco levantaron el vuelo y aterrizaron en las ramas de un árbol, lo suficientemente lejos como para no poder hacerles ni una mísera fotografía, pero volvieron a bajar y esta vez se dejaron acercar un poco más. Los tenía ahora a una buena distancia para hacer la fotografía y al lado del camino en el que mencontraba, pero todavía los rayos del sol no asomaban por ningún lado y la luz seguía siendo muy escasa, ellos se movían sin cesar buscando semillas entre esa maraña de plantas y así era muy difícil sacarlos favorecidos. Había que subir el ISO a la cámara si quería tener algo decente de recuerdo, con lo mal que se comporta mi vieja cámara si le tocas el ISO 100..., pero había que probar. En ese momento un ciclista pasó  por mi lado y las aves volvieron a levantar el vuelo y a posarse en las ramas de los árboles circundantes. Me quedé quieto pensando si debía abortar el intento o si por el contrario las aves me darían otra oportunidad. Y en mis embelesaciones me encontraba, cuando -sorpresa- bajaron de las ramas y se posaron  a un par de metros de mi posición. Esta vez sí sería la última que compartiría su herbazal con ellos. Les pude hacer algunas fotografías que me agradaron y les dejé allí continuando con su alimentación.

Flameante



En unos árboles cercanos aparecieron unos 20 mitos de la subespecie caudatus del norte de Europa, con la cabeza totalmente blanca, una delicia de pájaro. pero estaban de paso y no me dieron ni una oportunidad, sólo pude observarlos unos instantes de rama en rama.

Continué trayecto a medida que la luz iba incrementándose, poco, pero se notaba. Me dirigí a mis comederos favoritos para pequeñas aves que hay instalados por parte de una asociación ornitológica local en una de las abundantes reservas naturales que tenemos por aquí. Allí no faltaron herrerillos y carboneros comunes, gorriones molineros, trepadores azules, picos picapinos, mirlos comunes, escribanos cerillos, algún verderón común, un solitario petirrojo y aparecían y desaparecían pequeños bandos de pardillo sizerín. Por segunda vez me volví a encontrar a estos bonitos pardillos de frente roja y pico amarillo. Esto sucedía mientras tres ardillas daban cuenta de las semillas caídas al suelo por el resto de las aves y un pequeño bando de cisnes cantores pasaban en formación con sus característicos trommpeteos. Pasé un buen rato viendo las idas y venidas de las aves en busca de energía en forma de semillas de girasol, de cacahuetes, de bolas de sebo con alpiste y hasta de tiras de tocino de buen tamaño a las que los pícidos parecían gustar especialmente. La humedad era elevada y estar parado mucho tiempo en un lugar se hace algo incómodo, así que, era tiempo de cambiar de lugar.

Humedad hasta en los huesos

Aliso


Escribano cerillo


En mi camino de regreso a casa todavía me aguarda otra sorpresa. En un cruce de caminos por el que había pasado antes sin pena ni gloria, ahora picoteaban en el suelo un centenar de pardillos sizerines. Había machos adultos con el pecho totalmente rojo.

Pardillo sizerín


Se les veía muy nerviosos y no paraban de levantar el vuelo al unísono para volverse a posar aquí y allá, pero nunca lejos.

Fue la despedida a ese bonito paseo que comenzó con una observación que creía que iba a  ser excepcional, pero que acabó siendo la tónica general del día. Esto sucedió cuando empezó a cubrirse de nieve la parte norte de Suecia y poco antes de que arrasara el sur y centro la tormenta que por aquí llamaron Sven.


3 comentarios:

  1. Acostumbrado a los anfibios y los reptiles que están bien pegados a la tierra, las aves no dejan de sorprenderme y más aún en invierno, con sus desplazamientos según el tiempo que haga o pueda venir.
    Saludos.

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  2. Hola Goyo!! Espero que te vaya bien por Suecia!! Fotos preciosas! En verdad tiene que ser todo espectacular... Si vuelves por Sevilla dame un toque y te vienes a anillar con el grupo! Al final me pasé de la Uned a la UPO, mucho mejor. Tu sigues desde allí?
    Felices fiestas!!!!
    Pd. Son alisos?

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  3. Hola Virginia!
    efectivamente son alisos esos árboles.
    Un saludo ahora desde el sur.

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